Todos los días abrimos los ojos y vemos los objetos de colores que nos rodean. Por un lado, los elementos y sustancias que dan color a todo se dividen en colorantes inorgánicos y orgánicos según su estructura química. Por otro lado, los pigmentos o tintes se denominan según el comportamiento del colorante en un medio determinado. Por tanto, la distinción entre pigmentos y tintes no es invariable; es decir una sustancia puede ser pigmento y tinte a la vez.
Los pigmentos están formados por partículas insolubles, por lo que deben estar finamente dispersos en un aglutinante. Debido a sus propiedades ópticas, se utilizan como sustancias emisoras de color, por ejemplo, en pinturas, tintas de impresión o tintas de inyección, o, según sus propiedades especiales técnicas y químicas, como agentes anticorrosivos.
Los tintes también son colorantes inorgánicos u orgánicos y, a diferencia de los pigmentos, se disuelven completamente en un vehículo (agua o disolventes orgánicos). Se utilizan, por ejemplo, para colorear textiles (tintes textiles), plásticos y fibras plásticas, así como en la tecnología alimentaria como sustancias emisoras de color, por ejemplo, el betacaroteno en los refrescos.